Soy licenciada en psicología, maestra en psicoterapia psicoanalítica, coach ejecutivo internacional certificada, especialista en innovación educativa, empresaria y especialista en accesibilidad digital.
Mi vida profesional ha estado dedicada a comprender la mente humana, facilitar el aprendizaje y acompañar a personas, empresas y organizaciones en su evolución.
A primera vista, podrías preguntarte: ¿qué tienen en común todas estas áreas? Yo misma me hice esa pregunta en más de una ocasión, hasta que comprendí que todo confluía en un mismo propósito: mi Ikigai, aquello que da sentido a mi vida y que, al mismo tiempo, genera valor para los demás.
Mi propósito es claro:
“Facilitar procesos de transformación que derriben barreras y permitan a las personas alcanzar una vida más plena y significativa.”
A través de distintos enfoques —psicoterapia, coaching, educación y accesibilidad digital— acompaño a las personas en el camino que desean recorrer.
En mi vida personal, hago algo similar con mi familia, mis sobrinos, mis padres, mis abuelos y amigos: encontrar ese granito de arena que pueda aportar para que todos podamos disfrutar de una vida con más sentido y plenitud.
Pero llegar hasta aquí no fue un camino lineal ni una trayectoria que pudiera haber planeado con exactitud.
Si hay algo que he aprendido a lo largo de los años, es que, por más que queramos controlar cada detalle de nuestra vida, hay momentos que nos obligan a detenernos, mirar desde otro ángulo y replantearnos el rumbo.
Tal vez suene obvio, y en cierta medida lo es, pero no deja de sorprenderme la cantidad de personas que viven bajo la ilusión de tenerlo todo bajo control, creyendo que ahí reside su paz interior y su estabilidad, su “felicidad”.
LOS CIMIENTOS DE MI PROPÓSITO
Desde el inicio de mi carrera, supe que mi vocación estaba en acompañar a los demás a transformar su forma de ver el mundo.
Como psicóloga y psicoanalista, me dediqué a explorar los patrones emocionales, los mecanismos inconscientes y las creencias que moldean nuestras vidas.
Mi trabajo en el ámbito educativo amplió aún más mi visión. Diseñé estrategias para potenciar el aprendizaje porque estaba convencida de que el conocimiento, el pensamiento crítico y el desarrollo de habilidades esenciales para la vida son herramientas clave para mejorar la calidad de vida de las personas y las sociedades.
Al mismo tiempo, como emprendedora y especialista en accesibilidad digital, descubrí otra dimensión del concepto de transformación: las barreras no son solo mentales o emocionales, también pueden ser tecnológicas, sociales y estructurales.
Así nació CubicStar, una consultoría especializada en accesibilidad digital, en la que un equipo excepcional de profesionales trabaja cada día para crear soluciones que permitan a más personas acceder a un mundo digital sin limitaciones.
Entendimos que la verdadera transformación ocurre cuando las oportunidades son accesibles para todos.
Por años, pensé que mi trabajo consistía en derribar barreras para los demás.
Pero lo que no me daba cuenta era que yo misma estaba construyendo mis propias barreras internas, atrapada en la fantasía de que podemos controlar más de lo que realmente está en nuestras manos y que, si lo logramos, obtendremos esa tan ansiada “certidumbre” que tantos esperan —erróneamente— para dar pasos hacia donde quieren llegar.
EL PUNTO DE INFLEXIÓN
Todo estaba perfectamente planificado. Un viaje de trabajo importante, una agenda estructurada y compromisos ineludibles. Pero la vida tenía otros planes.
Un accidente doméstico me provocó una fractura en la pierna, obligándome a cancelar el viaje.
Al principio, me sentí frustrada. No solo se cancelaba mi viaje de trabajo, sino que también perdía la oportunidad de presentarme en una función de flamenco, una de mis grandes pasiones.
Desde el momento en que sentí el dolor, supe que el baile, ese año, había llegado a su fin, al menos hasta nuevo aviso.
Estaba acostumbrada a avanzar sin detenerme, a mantener el control y a asegurarme de que todo saliera según lo previsto.
De repente, tuve que aceptar que no podía hacer nada para cambiar la situación.
A las dos semanas de la fractura, y con muchas más de recuperación por delante (pero con el permiso de mi médico), tomé un vuelo a Madrid con escala en Dallas, armada con una silla de ruedas, un par de muletas y una maleta pequeña.
Lo que no imaginé es que este viaje me daría una nueva perspectiva sobre la accesibilidad y la inclusión, y sobre cuánto nos falta como sociedad para hacerlas realidad.
Finalmente, un retraso de más de ocho horas hizo que perdiera la posibilidad de llegar a tiempo a mi conferencia en Salamanca.
En otras condiciones, habría seguido adelante con el viaje. Pero esta vez, mi situación física y la pérdida del motivo principal del viaje me hicieron tomar una decisión inesperada: regresar a casa.
Lo que en ese momento parecía un obstáculo frustrante, pronto se convirtió en una de las experiencias más reveladoras de mi vida.
Ese día, al estar en casa, estuve en el lugar correcto, en el momento correcto para ayudar a salvar una vida.
Comprendí que no siempre podemos controlar lo que sucede, pero sí podemos decidir cómo respondemos.
APRENDER A VER DESDE OTRO ÁNGULO: DISEÑO DE FUTUROS Y TRANSFORMACIÓN
Siendo honesta, esta no fue la primera vez que la vida me mostraba un giro así, pero antes no había estado lista para verlo.
Tiempo atrás, había renunciado a mi trabajo en el Tecnológico de Monterrey buscando crecimiento profesional.
Pero al poco tiempo, la empresa donde había sido contratada se declaró en quiebra.
Lo que parecía una pésima decisión laboral, resultó ser una bendición disfrazada: gracias a eso, pude estar con mi padre en el último año de su vida.
Con el tiempo, entendí que el valor real de nuestras decisiones no siempre está donde lo buscamos, sino en lo que nos permiten vivir.
Estos aprendizajes me llevaron a profundizar en el Diseño de Futuros, certificándome en el Instituto para el Futuro (IFTF) de Palo Alto, California.
Entendí que no solo podemos adaptarnos a los cambios, sino que podemos anticiparlos y construir escenarios futuros con propósito.
LA INTEGRACIÓN DE TODAS MIS FACETAS
Esta experiencia no contradijo mi formación en psicología, psicoanálisis, educación y accesibilidad digital; la amplió.
Profundicé en el coaching ejecutivo y descubrí herramientas para ayudar a líderes y profesionales a desafiar sus propios paradigmas.
Mi trabajo en accesibilidad digital y emprendimiento cobró un nuevo significado: no se trata solo de eliminar barreras externas, sino también de ayudar a las personas a superar sus barreras internas.
Fue en este proceso que definí mi Ikigai:
“Facilitar procesos de transformación que derriben barreras y permitan a las personas alcanzar una vida más plena y significativa.”
UN MENSAJE PARA QUIENES BUSCAN TRANSFORMAR SU VIDA
A veces, nos resistimos al cambio porque creemos que soltar el control nos hará perder estabilidad.
Pero en realidad, la estabilidad viene de fluir con los cambios y actuar con propósito en lo que sí podemos transformar.
Mi historia no es sobre abandonar lo que sabía, sino sobre integrarlo desde una nueva perspectiva.
Porque cuando cambiamos nuestra mirada, el camino que parecía bloqueado se convierte en una nueva oportunidad para avanzar.